domingo, 14 de febrero de 2016

APRENDIENDO CON TODOS LOS SENTIDOS

Tal y como afirma Olga Bogdashina (2007), las personas con TEA entienden desde una edad temprana que son diferentes, pero no saben el porqué. No es de extrañar que a menudo ignoren que su percepción del mundo es diferente, ya que no tienen ningún referente más con el que compartir dichas percepciones. Según la autora, merece la pena aprender de qué manera las personas con TEA contemplan en sí mismos el papel de las dificultades perceptivas sensoriales que sufren. Los informes personales de personas con TEA revelan que la percepción anómala constituye uno de sus principales problemas.Para entender la percepción anómala, se debe comprender el concepto de percepción, definido como el proceso mediante el cual un organismo recoge, interpreta y comprende la información del mundo exterior mediante los sentidos (Bogdashina, 2007). Los síntomas sensoriales, pueden dividirse en patrones diferentes: hipersensorialidad, hiposensorialidad y búsqueda sensorial. La hipersensorialidad implica conductas exageradas en el ambiente sensorial (por ejemplo, taparse los oídos ante determinados sonidos). Totalmente opuesta, encontramos la hiposensorialidad (por ejemplo, no darse cuenta de ruidos fuertes que suenan a su alrededor). Y por último, ejemplos de la búsqueda sensorial pueden ser la inspección prolongada de algún juguete o golpear repetidamente un objeto (Miller et al., 2007).
Las diferencias existentes en la percepción conllevan a un mundo perceptivo diferente y, por tanto, la comunidad psico-educativa debería ser consciente de estas diferencias y ayudar a las personas con TEA a sobrellevar todas aquellas sensibilidades que les puedan resultar dolorosas. Recientemente, gracias al manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5, dentro del criterio de diagnóstico Patrones de comportamiento, intereses o actividades restringidas y repetitivas, se encuentra el siguiente subcriterio: “Hiper o hipo reactividad a los estímulos sensoriales o inusual interés en aspectos sensoriales del entorno (como aparente indiferencia al dolor/calor/frío, respuesta adversa a sonidos o texturas específicas, sentido del olfato o del tacto exacerbado, fascinación por las luces o los objetos que ruedan)” (American Psychiatric Association, 2013).
Gracias a este último dato que incluye el DSM-5 se puede, en la actualidad, incorporar el trabajo sensorial dentro de la intervención con las personas con TEA. Así mismo, la metodología de intervención basada en la integración sensorial está cogiendo fuerza en los últimos años, y a través de la realización de dietas sensoriales individualizadas y trabajadas en su mayoría por la figura del terapeuta ocupacional, el resto de intervenciones con esta población se realizan de forma totalmente diferente a las anteriores (McCormick et al., 2015).
Se define terapia de integración sensorial como un proceso que facilita el desarrollo de la capacidad del sistema nervioso para procesar la entrada sensorial de una manera normal. Delacato (1974), denominó a esta terapia como “tratamiento de la disfunción sensorial” y a su vez, junto con Ayres (1979), introdujeron los principios fundamentales de la integración sensorial. Estos principios se basan en la suposición de que se podría ayudar a muchos niños con TEA mediante una aplicación suave de estimulación sensorial a través de los cinco sentidos (Delacato, 1974) o a través de la estimulación táctil, propioceptiva y vestibular (Ayres, 1979). En la actualidad, la gran mayoría de los terapeutas trabaja mediante el diseño de una dieta sensorial, que se adapte a las necesidades particulares de procesamiento sensorial de cada niño o niña, con el fin de obtener un efecto óptimo en dichas necesidades (Willbarger, 1995). La dieta sensorial se define como un tipo de terapia que implica un programa de actividad planificado y programado y que lleva a cabo un terapeuta. Se diseña cada dieta con el objetivo de encontrar las necesidades del sistema nervioso de cada niño en particular (Kranowitz, 1998).
Tras recopilar información día a día, uno de mis principales trabajos es la intervención sensorial con mis alumnos; diariamente aprendemos juntos a autoregularnos en aquellas entradas sensoriales que nos dificultan la actividad diaria en un entorno naturalizado. La intervención sensorial es realizada en el cole de forma divertida y aprovechamos las sesiones para trabajar otros objetivos transversalmente relacionados con la comunicación o la imitación.

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